Curso: Enseñar desde el cerebro del que aprende
con José Antonio Fernández Bravo
Enseñar desde el cerebro del que aprende. El propio título ya nos invitaba a pensar que «el respeto» es la metodología, porque, en realidad, la verdadera metodología es la voz del «método», y la escucha, su imprescindible aliado.
Pensar y sentir no es lo mismo que comprender, nos decía el maestro. Sin sensibilidad y sin sentido común, poco se puede hacer.
No corregir, sabiendo que el vocabulario no ha de ser el tuyo, sino aquel que el interlocutor conoce y entiende. Provocar, sabiendo que eso es despertar en el otro la posibilidad de proponer retos con sentido…, con mucho sentido, con mucha sencillez y con mucha claridad, hasta hacer de la sencillez nuestra prioridad.
Inicias, despiertas, conduces y concluyes… Y al hacerlo así, la comprensión adquiere significado.
El difícil arte de preguntar bien nos permite que el interlocutor (el alumno) conteste aquello que sabe. El diálogo con él, para no manipular lo que dice, ha de ser honesto, sincero y sin expectativas. Para ello, la humildad del maestro es otro rasgo imprescindible.
La misión del que enseña es conocer con profundidad el significado del concepto que se estudia para encontrar los procedimientos adecuados que faciliten al que aprende, es decir, entendimiento y comprensión. Identificar los contenidos previos para la comprensión del concepto.
Diseñamos actividades para aproximarnos a la comprensión del tema en cuestión. No era fácil, nada fácil… Y por ello, José Antonio nos anima y permite la participación de todos. El sentido del humor nos acompaña hasta cuando os habéis ido.
Lo diseñado motiva la participación, provocando casi el desacuerdo que ayuda a la reflexión… desafía intelectualmente… nos incita a que tengamos ideas propias, a que los alumnos tengan sus propias ideas.
¿Realmente los recursos que usamos favorecen la indagación, la investigación y el descubrimiento? ¿Se escala la dificultad de las actividades?
Todo son preguntas, y así el ejemplo y el contraejemplo permiten la autocorrección, que ayuda al conocimiento. ¡Apasionante tarea!
A continuación, facilitar el recuerdo ha de tener los procedimientos adecuados… Pero recordar: los procedimientos pueden cambiar, pero la finalidad ha de estar clara y los objetivos, evidentes.
Quizás estas preguntas nos traigan más preguntas; quizás también nos traigan alguna respuesta. Pero la evidencia que con seguridad hemos visto es que la luz de estos días en Vilavedelle ha sido más clara, más generosa, muy respetuosa y nos ha recordado cuál es nuestra prioridad…
¡¡¡Queremos una escuela mejor!!!